“NUESTRO MÉDICO SE QUEDA” es una
campaña abierta a todas aquellas
asociaciones, ayuntamientos o entidades locales, grupos políticos…, en
definitiva, a toda persona o institución
que quiera defender nuestra dignidad, exigiendo que se retire el documento
marco publicado por la JCyL que anuncia el nuevo modelo de atención sanitaria
en el medio rural.
Se
trata de un modelo terriblemente agresivo contra nuestros pueblos y los
entornos rurales de Castilla y león, basado en la supresión de la asistencia sanitaria ordinaria (esto es, en horario
semanal preestablecido), que será sustituida
por atención a demanda o cita concertada. Es decir, ya no tendremos en la
inmensa mayoría de nuestros consultorios locales a médicos y enfermeras en su
horario semanal, sino que sólo se desplazarán previa cita o a petición del
paciente. De
llevarse a cabo, supondría un golpe cruel, un castigo injusto y una maniobra
brutal contra nuestros pequeños municipios, los más vulnerables y los que sin
duda sufren mayor abandono institucional. Paradójicamente, es justo lo
contrario que debe hacerse para luchar contra la despoblación.
El
documento, publicado en la web de la Junta de Castilla y León en noviembre de
2019, proclama que su objetivo es “agrupar consultorios”, tal y como se indica
en el apartado denominado Organización de
la atención primaria. El documento lo muestra literalmente en los dos
primeros puntos de su capítulo 3.a (pág.6), donde se detallan las acciones organizativas:
· “Concentrar la asistencia médica
en el Centro de salud y en un número pequeño de Consultorios locales, que
pasarán a denominarse Consultorio Local
de Agrupación (CRA).”
· “El resto de consultorios pasarán
a denominarse Consultorios de Proximidad
(C-PROX). La atención en estos Consultorios de Proximidad se realizará en
función de las necesidades sanitarias de la población, bien a petición de los
usuarios o bien por iniciativa de los profesionales.”
En
definitiva, la JCyL anuncia la supresión de las consultas sanitarias con
horario preestablecido en la inmensa mayoría de los consultorios locales (todos
aquéllos que pasarán a denominarse C-PROX); dicho de otro modo, médicos/as y
enfermeros/as ya no tendrán horario de atención ordinaria en la mayor parte de
las poblaciones rurales de Castilla y León (el propio documento reconoce que
esta situación afectará a casi todos los núcleos rurales de Castilla y León, al
indicar que los CRA, donde sí existirá horario de atención ordinaria, serán un “número
pequeño”).
Por
otro lado, da la sensación de que la JCyL se empeña en confundir a los
ciudadanos ya que, tras dejar claro su propósito de suprimir el horario
ordinario de atención sanitaria en la mayor parte de nuestro territorio, dice
que “la frecuencia de la atención en los Consultorios de Proximidad se
determinará en base a varios parámetros: población con Tarjeta Individual
Sanitaria asignada, estratificación poblacional, epidemiología y existencia de
farmacia, entre otros.”
Cada
frase del documento marco da más miedo que la anterior, sobre todo por la
evidente discriminación que suponen estos criterios para los pequeños núcleos
de población rurales, ésos que tanto mencionan quienes gobiernan la JCyL cuando
esgrimen su compromiso contra la despoblación de nuestro medio rural.
En
su evidente estrategia de confusión, la JCyL redunda en que el horario de
atención ordinaria se sustituirá por “las citas concertadas en todos los
consultorios locales, tanto a demanda, a través del sistema de cita previa,
como la concertada con el profesional.”
Así
pues, el médico de familia “se desplazará al consultorio de proximidad, con la
periodicidad que se establezca en cada caso, siempre y cuando exista una
necesidad asistencial sentida por las personas interesadas (cita previa a
demanda) o detectada por el profesional, médico o de enfermería (cita
concertada)”, lo mismo que sucederá con la atención del personal de enfermería.
En
conclusión, médicos y enfermeras desaparecen de la consulta ordinaria de la
mayoría de nuestros pueblos, reduciéndose el uso de los consultorios a la
atención a demanda.
Con
ello, desaparece una de las referencias necesarias (seguramente la mayor) para
la habitabilidad de nuestro medio rural, al despojar a las localidades más
pequeñas y vulnerables de Castilla y León (por cierto, las más numerosas, las
que cada día custodian la mayor parte de nuestro territorio) del servicio
esencial que supone para nuestros vecinos saber que en determinadas momentos de
la semana pueden acudir a su consultorio para ver a su médico o enfermera por
motivos de salud, y que allí los encontrará. Se nos arrebata la seguridad de
contar con una atención fija, cercana y segura, fingiendo que sustituirla por
visitas bajo demanda mejorará la asistencia. Se condena a la población, muy
especialmente a las personas mayores y a quienes padecen enfermedades crónicas,
a la incertidumbre que supone perder la atención sanitaria ordinaria en su
propio territorio. Con la peor de las mentiras, la del cínico, la de quien
distorsiona la realidad para facilitar sus pretensiones, se nos ofrece como un
caramelo el peor de los venenos. Se condena a nuestro medio rural y sus
pobladores a otra situación más de falta de equidad e injusticia social.
Tal
vez lo más sangrante de esta agresión institucional sea que se permitan decir
que no se cerrará ningún consultorio local. ¡Faltaría más! Los consultorios
locales son propiedad de los ayuntamientos, y no de la JCyL. Pero si nos
despojan de su sentido, del personal sanitario en horario ordinario, serán otra
cosa, pero no consultorios médicos.
La
estrategia de la Junta de Castilla y León es evidente: consciente de su
patética falta de gestión de la sanidad rural durante tantos años, de la
pérdida de profesionales que ha provocado su dejadez, de su incapacidad para
convocar las plazas necesarias y para dotar a nuestros territorios del personal
adecuado. Quienes gobiernan nuestra comunidad autónoma comienzan a dejar claro
que lo que pretenden es quitarse el problema de encima, reduciendo la
asistencia sanitaria rural a situaciones de urgencia. Por supuesto, desde la
plataforma “NUESTRO MÉDICO SE QUEDA”, no estamos dispuestos ni a consentirlo ni
a callarnos.
En
el capítulo 4 del documento lo dejan claro: “Se trata de pasar de una
organización que se fundamenta en la asignación de una demarcación territorial
asistencial a un profesional, a una organización que se fundamenta en la
asignación de un cupo poblacional asistencial a cada profesional.”